domingo, 2 de febrero de 2014

Uso de los Farmacos en personas mayores

El uso de fármacos en las personas mayores ha de tener en cuenta las características diferenciales que tiene estos individuos, tanto anatómicas, como metabólicas, funcionales e incluso sociales y de entorno.
Como siempre, en medicina, se ha de tener cuenta que el beneficio de una actuación (en este caso la administración de un medicamento) ha de ser superior al posible perjuicio que se pueda presentar. En palabras de los antiguos romanos “ante todo, no hacer daño”.

Los individuos en edad geriátrica tienen menos capacidad de adaptación ante los cambios y menos reserva fisiológica, factores que conllevan un aumento de su fragilidad. Ante esto el médico deberá ser más prudente, si cabe, al prescribir cualquier medicación y especialmente se deberían tener en cuenta los siguientes puntos:
  • Iniciar la prescripción farmacéutica a dosis bajas y, tras monitorizar los efectos deseados e indeseados, valorar el aumento de las dosis de forma paulatina.
  • Recomendar fármacos con efecto terapéutico reconocido y evitar su administración por petición del paciente.
  • Evitar moléculas consideradas inapropiadas para su uso en la tercera edad.
  • Revisar los regímenes terapéuticos de forma regular, para retirar fármacos que ya no sean útiles o que ya hayan cumplido su función.
  • Monitorizar tanto como sea necesario los efectos de los fármacos, así como las posibles reacciones adversas.

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